domingo, 25 de mayo de 2014

Pequeños Emprendedores, Gigantes chances de SER FELIZ



EMPRENDEDORES A LA CARTA 

(Historia que publique en www.opiniondelacosta.com.ar)

Hoy sale, Mermeladas de higo por Alma


“Muchos tenemos ideas pero pocos pueden llevarlas a cabo. Poner una idea en movimiento…eso es ser emprendedor. Para todos aquellos que discutimos si Emprendedor se nace o se hace, he aquí la historia de una niña de 6 años que nos desvelará el misterio.

Se llama Alma, es solidaria, ingeniosa, inquieta y ama vender. No la motiva el dinero sino la posibilidad de charlar y conocer gente. Mientras veía que su planta de higos daba más frutos de los que podía sostener, pensó rápidamente en hacer algo con ellos y bastó la imagen de mamá en la cocina para saber que su próximo negocio sería “Vender Mermeladas de Higo”






Ser emprendedor no es un oficio, no se va a la facultad, ni se aprende. Ser emprendedor es una actitud, una manera de encarar la vida, una forma de pensar; uno puede aprender a hacer un plan de negocios, a descubrir la viabilidad de un proyecto, pero no se puede aprender a amar una idea, no se puede aprender a ser apasionado y a dejar que la vida te despeine continuamente y sin embargo…disfrutarlo.

Los chicos tienen mucho de genética, pero también mucho de entorno. Los chicos son puro instinto y es nuestra tarea como padres y educadores encauzar ese instinto, motivarlos a tener proyectos, incentivarlos en la búsqueda continúa, aplaudir sus logros y acompañar sus fracasos. Una de mis frases inventadas que más me gusta dar a conocer es “No le demos a alas a nuestros hijos, enseñémosles un plan de vuelo”.

Pensé mucho en como contar esta historia y finalmente me decidí a hacerlo de una manera simple e ilustrativa que no solo sea capaz de motivar a un adulto sino también a incentivar a otros niños a que se animen a poner en movimiento sus ideas. Por eso elegí contar esta historia en forma de cuento (Sirve también para contarla antes de ir a dormir!)


El Cuento

“Erase una vez, no hace mucho tiempo, llego al pueblo una joven a quien le gustaba mucho escribir, descubrir historias fascinantes de gente linda, de gente entusiasta…historias que motiven, porque si algo necesita este mundo para brillar es explotar de gente que AME LO QUE HACE.

Una noche, cuando esta joven pensaba que ya no encontraría otra historia para contar, apareció en las notificaciones de su perfil de facebook la foto de una niña rubia con ojos llenos de expectativas que sostenía en sus manos un montón de frascos, un cartelito decía “Mermeladas de Higo, Alma”. A penas la joven vio esa mirada supo que detrás de esa pantalla estaba la historia que estaba buscando. Sin dudarlo contactó a su mamá y acordaron reunirse lo más pronto posible para que que esa niña rubia y de nombre Alma cuente, sin miedo a tropezar con las palabras, un pedacito de su experiencia, de sus proyectos.

Día acordado, hora acordada, la joven buscadora de historias que motivan, se encuentra con Alma, y como si fueran viejas amigas se sientan a conversar y de repente no se notan los casi 40 años de una y los 6 años de la otra, es que el sentimiento que genera llevar adelante un proyecto, poner una idea en movimiento, es el mismo a cualquier edad, el apasionarse en la vida, no discrimina por edades.

La joven y Alma, hablaron largo rato, y la niña le contó con lujo de detalles, como un día vio que su higuera ya no podía sostener tantos higos y estos iban a parar al suelo. No podían comérselos todos!, así que había que pensar en algo para que no se pusieran feos. Y la idea llegó cuando Alma vio que su mamá en la cocina hacía mermelada. Atolondrada y eufórica llamó a su abuelo y le preguntó si la ayudaba, le pidió a su mamá la receta, se la aprendió de memoria y salió a juntar sus primeros higos. Papá la ayudarían con los recipientes, ella haría las etiquetas, su hermana la ayudaría a vender y Mamá la asistiría en la cocina. Todo estaba listo!!! Alma haría mermeladas de higo para vender y algunas para regalar.

Mientras la joven escuchaba hablar a Alma, pensaba como una actitud puede modificar positivamente la vida de los demás, como un proyecto puede motivar y hacer feliz no solo a quien lo lleva adelante, sino a quienes rodea.

En este Emprendimiento de fabricar y vender mermeladas no solo Alma es Feliz, sino también quienes la ayudan, su familia, sus clientes que la ven aparecer frente a su puerta con su canasta llena de frascos, quienes no la conocen y descubren su historia por internet o por el viento que trajo la noticia. Sea como sea, tener proyectos, llevarlos a cabo, apasionarse y sentirse felices es una sensación que se CONTAGIA, y como dijo Alma al final de la entrevista cuando la joven le preguntó: “que le dirías a otras personas que quieren hacer como vos y no se animan?”- Que CONFIEN.

Y después de esa respuesta genial, concreta y sencilla, la joven buscadora de historias que motiven, apago su grabadora, saludo a Alma y se fue pensando que mañana desayunaría tostadas con mermelada de higo y sonreiría al pensar en esta historia.”


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